Andaba hoy leyendo mentes al azar, como todos los fines de semana en los que tengo un rato libre, y justo fui a topar con una de las hijas de Botín, la banquera de Somosaguas, la mismísima Ana Patricia Botín-Sanz de Sautuola O’Shea.  Una suerte para mí que, por los temas de representación en los que estoy metido, estoy muy interesado en la Estrategia Universidad 2015, y ella a través de la Fundación que preside está muy implicada en dicho plan.

Conocimiento y Desarrollo, que así se llama el invento, está compuesto además por el grupo Santander, Indra, Freixenet (xD), PRISA, Mercadona, Yamaha, Esteve, entre otras empresas. CyD, en colaboración con la CRUE, ha elaborado un estudio titulado La gobernanza de la universidad y sus entidades de investigación e innovación.

Pasados el nerviosismo inicial, me dispuse a analizar superficialmente aquel documento (visto que el estudiante presuntamente pirómano aún no lo ha hecho).


El estudio viene a decir que la Universidad española está sumida en un proceso de cambio (¿si?, ¿no?) marcada por la Estrategia de Lisboa (esto parece un Risk). Remarca que para hacer una transición hacia un sistema universitario pionero y competitivo con el americano y los asiáticos hace falta meterle mano a la gobernanza.

Así de primeras deciros que el documento es muy redundante. Las 53 páginas podrían reducirse bien a 4 donde expusiesen los objetivos, que se repiten una y otra vez desde la introducción/prólogo, y los procedimientos que proponen.

Los objetivos se pueden resumir en:

  • Incrementar la agilidad en la toma de decisiones.
  • Incrementar y fortalecer la relación sociedad-universidad.
  • Posibilitar el diseño y la ejecución de una planificación estratégica integral, estable y coherente.
  • Incrementar la transparencia y la responsabilidad en la rendición de cuentas.

Hasta ahí todo correcto. No me parecen malos objetivos si de lo que hablamos es estrictamente de gobernanza, claro. El problema radica en las propuestas que se hacen para conseguir estas metas.

Dentro de las que me parecen una ida de olla están la libertad para los gobiernos regionales a la hora de designar Rectores, que a su vez tendrán libertad para designar a los Decanos o Directores. La disminución de los órganos colegiados hasta su desaparición, la liberalización (si bien dentro de unos límites) de los precios públicos… Dentro de esta libertad en la designación, está implícita (y explícitamente en el documento) la idea de que estos nuevos gestores no tienen por que ser miembros de la Universidad en cuestión.

Otras, sin embargo, me parecen absolutamente necesarias como el reciclaje del profesorado, la posible fusión de Universidades sin atender a localismos , y la separación de la carrera docente de la investigadora. También me gusta la merma del poder del PDI que en última instancia son los gobernantes reales (a través de sus votos ponderados) de nuestra actual universidad caciquil, siempre y cuando esta merma supusiese mayor equidad entre estamentos (tranquilos, no soy tan optimista).

La verdad es que se me hace harto difícil entender como los Rectores son capaces de firmar un proyecto de cambio como este, en el que el peor parado es la comunidad universitaria.

En resumen, el planteamiento que hacen de un acercamiento hacia un modelo estadounidense de gestión me parece una locura. No me gusta que se entienda la Universidad como una empresa (aunque esta sea pública) y no como un servicio público. No estoy nada de acuerdo con un modelo basado en un CEO designado arbitrariamente por los intereses del momento. Tampoco me gusta la idea de restar poder a la comunidad universitaria. Sin embargo, comparto la reclama de una mayor transparencia y agilidad en la toma de decisiones.

Para acabar y como reflexión final, ¿no estáis cansados de que propuestas como esta y como el cambio en la financiación del sistema público de universidades se hagan a la luz de una crisis económica acuciante y en el contexto de una restricción del gasto público patente? Yo si.

Foto: Lawrence OP

ACTUALIZACIÓN: Enlaces corregidos.