Rasgo es la opera prima de Carlos Serrano Hermo, conocido por los asiduos a esta santa casa por ser el autor de Mudo, Sordo y Ciego, el blog donde Carlos vuelca sus pensamientos y sensaciones tanto en verso como en prosa.
Este primer poemario recoge la evolución artística del poeta, el desarrollo de su voz escrita desde que decidió abrir su blog en 2011 hasta el presente. Estos 3 años han sido tiempos suficientemente turbulentos como para inspirar, desde lo público y en lo personal, las líneas del libro. Se podría decir incluso que la poesía de Carlos demuestra una necesidad. Necesidad del autor por asumir de alguna manera esa convulsión político-amorosa.
El poemario me sabe a recuerdos, al reflejo de unos meses que fueron punto de inflexión en la vida de muchos jóvenes hace ya algo más de dos años. Seguro que bastantes lectores se sentirán parte de esos íntimos momentos, compartidos a la vez con la multitud, que nos relata Carlos en las 40 hojas que componen esta recopilación.
Si tuviese que remarcar algo negativo del librito – lo digo sin acritud, me encantan los libros pequeñitos que se pueden leer de una tacada- sería que los versos muestran una visión excesivamente idealista de temas como la mujer, la lucha de clases, o el quincemismo; pero es que precisamente esa es la seña de identidad del pensamiento político del segoviano. No podemos reprochárselo.
La primavera llegó,
florecieron los rebeldes.
Por supuesto, recomiendo su lectura, en papel o de forma electrónica en su web, donde espero que pronto suba la versión final del poemario. Lamentablemente, los escasos recursos de esta primera edición y el reciente cambio de continente de residencia del autor, hacen difícil hacerse con uno de los ejemplares de la primera edición, que al contrario, por suerte, están volando. Si queréis adquirir una copia, tanto de esta edición como de una previsible segunda si la demanda sigue igual de bien, podéis hacerlo contactando con Carlos directamente en su blog.
No podía acabar esta nada imparcial reseña sin agradecer a Carlos la dedicatoria de su libro a todos aquellos que hemos compartido con él estos últimos años, tanto en Granada como en la distancia. Creo que a todos nos ha emocionado.
Desde aquí le deseo lo mejor en su nuevo viaje.
Me embarco sin miedo
aunque me enfrente a la tormenta
porque el corazón llevo repleto
de vuestra cálida esencia,
aunque la corriente se haga eterna
y la noche sea oscura
y la niebla, piedra dura.