En los últimos días no paro de leer entradas en la blogocosa gaditana que ponen de manifiesto la incapacidad de las administraciones públicas para mantener el patrimonio de la ciudad. Desde el hundimiento del Vaporcito, hasta la caída hace un par de días del drago bicentenario de la antigua Escuela de Bellas Artes. Da la sensación de que los hitos se van cayendo, literalmente, poco a poco. Hasta parece que estos estén generando cierto debate local sobre, el más que necesario, control del patrimonio protegido.
Lo curioso del asunto es que ninguna de las voces que intervienen plantean la discusión fuera del discurso bipartidista. A saber: a) Teofila (PP) hace lo que le da la gana. / b) La Junta (PSOE) se ha desentendido de Cádiz. Lamentable panorama se nos presenta si la creencia generalizada es que la responsabilidad de una ciudad solo recae sobre las administraciones local y regional.
Es por esto que proyectos como Planeta Cádiz, en los que se busca la implicación activa de la sociedad en la gestión de cultural de la tacita de plata, me parecen tan interesantes y necesarios. Y para muestra, un botón. A un problema como el declive del centro comercial abierto del centro, una estrategia para paliarlo. O al menos visibilizarlo para que seamos conscientes del estado de la ciudad. Ojalá más acciones como ésta comiencen a empoderar al pueblo gaditano, bastante falto de iniciativas, cada vez más reducido y sin visos de entender los cambios que estamos viviendo.